Claudia A. Bracco
Romina Bravo
ENJAMBRE DE CÓMPLICES
El 15 de agosto de 2016, los padres de una adolescente de 14 años realizaron una denuncia policial y difundieron un llamado público a través de redes sociales. Su hija no había vuelto a casa. Con el correr de los días, la policía tuvo conocimiento de que la joven se encontraba en Buenos Aires acompañada de dos niñas, una de 11 años, de Trelew, y otra de Puerto Madryn.
Luciana, mamá de la mayor, expuso a la prensa cómo su hija y ella habían sido engañadas por la madre de una de las chicas: “Me pidió permiso para quedarse con su amiga. La madre dijo que iban a ir a Puerto Madryn y que al otro día volvían a Trelew, porque tenía internado a un hijo en el Hogar de Adolescentes. Me aseguró que la iba a cuidar, que no le iba a pasar nada. Yo intenté protegerla lo más que pude. Si bien está en una etapa de rebeldía, la cuidaba. El martes la esperé todo el día pero no llegó nunca. Jamás pensé que esa señora me iba a hacer esto. Lamentablemente, las condiciones en las que encontraron a mi hija no son buenas, pero vamos a superarlo. Me alegro de volver a tenerla acá en mi casa”.
La Brigada de Investigaciones, una vez comenzadas las averiguaciones del caso, pudo confirmar que las chicas habían sido víctimas de una red de trata de personas.
El gobernador de Chubut, Mario Das Neves, instruyó a sus ministros que investigasen sobre la red de trata en la provincia. En ese contexto, la ministra de la Familia y Promoción Social, Leticia Huichaqueo, y el subsecretario de Derechos Humanos, Fernando Peralta, informaron a la prensa: “A partir de esta situación lamentable se va a programar una reunión que incluya a todas las fuerzas de seguridad, federales y provinciales, para intentar determinar cómo pudo ser que se hayan llevado a dos niñas de la provincia sin que nadie se dé cuenta”.
A los pocos días del inicio de la investigación, la policía de Chubut y la bonaerense encontraron a dos de las niñas, de 11 y 14 años, hacinadas en una casa precaria de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Ambas presentaban signos de deterioro. El comunicado oficial de la aparición de las jóvenes lo realizó el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Difundieron a través de los medios de comunicación y su cuenta de Twitter que habían logrado rescatar a niñas que eran prostituidas en Plaza Miserere, ubicada en la zona de Once, Ciudad de Buenos Aires.
En la provincia del Chubut, los funcionarios a cargo de la Subsecretaría de Derechos Humanos expresaron que evaluarían sus fallas como Estado y afirmaron que encontrarían los mecanismos para impedir que se repitiesen a futuro. No obstante, la Dirección de Lucha Contra la Trata y el Departamento de Recupero de Personas ya contaban con un manual de procedimiento. Fue presentado oficialmente el 01 agosto de 2016. Su elaboración había surgido a raíz del rescate de doce mujeres de diferentes nacionalidades, en operativos del mismo año alrededor de la provincia, respecto de víctimas de explotación sexual y laboral atrapadas por la ruta para la trata que opera en Chubut.
Sobre ese antecedente, la delegada de la Dirección Nacional de Migraciones, Lourdes Schlemminger, detalló que los procedimientos se llevaron adelante a partir de una denuncia realizada meses atrás en la Fiscalía, por llamados anónimos. La funcionaria expresó a los medios que era la primera vez que se hacía una denuncia anónima en la Delegación de Migraciones, pero no era la primera vez que encontraban ciudadanos extranjeros en esa situación.
Las mujeres, de nacionalidades chilena, boliviana, paraguaya, dominicana y argentina fueron rescatadas en wiskerías y bares por operativos a cargo de Gendarmería Nacional en Comodoro Rivadavia, y por la Prefectura Naval en la ciudad capital de Rawson.
Maraña de trastos
El “escandalo político” golpeó las puertas de la Casa de Gobierno.
En el mes de agosto de 2016, el subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Fernando Peralta, había manifestado a los periodistas: “nosotros siempre estuvimos al tanto de que estas chicas estaban faltando de su hogar”. También recalcó la importancia de intervenir de forma rápida, contundente y poniendo todos los mecanismos que prevé el Estado para combatir el “flagelo” al que denominó “la esclavitud de este milenio”.
En el mes de septiembre, los medios de comunicación provinciales y nacionales vincularon al mismo Fernando Peralta en casos de prostitución infantil.
El funcionario renunció a su cargo ante la denuncia realizada por la Defensoría de Menores de Trelew. La causa fue el allanamiento del local bailable “Mil Demonios”, ubicado en el acceso a Rawson, del que Peralta era señalado como dueño. En ese lugar se rescató a una joven de 14 años, víctima de una red de prostitución, quien era buscada a raíz de una denuncia en la Asesoría de Familia. Junto a ella se encontraron otras veintidós menores de edad, todas alcoholizadas. La niña permaneció resguardada en el Hogar de Adolescentes Mujeres de Trelew, dependencia estatal que a su vez fue allanada y donde se buscó documentación de otras jóvenes en estado de vulnerabilidad que fueran posibles víctimas de estas redes.
Al mismo tiempo, la Brigada de Investigaciones y el Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP) de Chubut allanaron viviendas en el barrio Planta de Gas, en la zona norte de Trelew, donde rescataron a cinco mujeres de entre 13 y 17 años, que fueron puestas al resguardo de la Asesoría de Familia.
Antes de su renuncia, el Subsecretario de Derechos Humanos había admitido, en una conferencia de prensa sobre el caso de las niñas prostituidas en Buenos Aires, que era “novedoso cómo se había dado la situación”, porque generalmente “la provincia de Chubut es consumidora de trata, no generadora, o un lugar en el que se haga en general captación de personas hacia las redes”.
Fuentes policiales advirtieron públicamente que locales como Mil Demonios suelen utilizarse para la captación de las chicas, aunque no necesariamente el delito se produce allí.
La trata de personas para la explotación laboral y la prostitución es el tercer negocio más importante detrás del negocio de las armas y las drogas. En Argentina, desde la instalación del neoliberalismo en la década del 90, se ha profundizado y ampliado la acción de estas redes mafiosas, así como también han aumentado las complicidades de los gobiernos nacionales y provinciales.
LA HISTORIA EN SOLEDAD
Soledad vive en el barrio Planta de Gas de la ciudad de Trelew. En el 2000 −tenía 15 años− conoció a unas chicas del barrio INTA. “Eran unos años más grandes que yo. Alcohólicas. Mi intención era ser amigas, pero al tiempito comencé a irme con ellas a Amaya, otro barrio, y me decían que tomara, que no fuera tonta. Yo no quería, hacía atletismo y sabía que tenía que cuidarme, pero de tanto estar con el grupo acepté. Me emborrachaba y me lo festejaban. Me encontré aceptada. Después me ofrecieron droga; marihuana, pastillas, poxirán… lo tenés servido en bandeja, te lo da el transa. En el boliche era buscarlo a él para drogarme. Perdí muchas veces el conocimiento. Hacía mezcla de alcohol y pastillas de Rivotril, esas que se usan siempre. Me acuerdo que una vez me caí estampillada boca abajo en el boliche. Abrí los ojos y me estaban cargando a una camioneta. Abrí mis ojos otra vez, era de día y estaba en la cama con un tipo. Era el dueño del boliche”.
Estos sujetos aprovechan la vulnerabilidad de las adolescentes en situación de calle, desamparadas y adictas. Las engañan y doblegan su voluntad mediante el uso de estupefacientes en fiestas sexuales con el fin de satisfacer deseos propios y ajenos.
En la actualidad, Soledad se dedica a la producción y venta de bombones y cajas artesanales. Mientras realiza su trabajo nos cuenta la historia de su amiga, que murió siendo víctima de violencia. “La mataron en una joda de 20 personas. También era consumidora. Tenía 17 años recién cumplidos. Esa noche yo no estaba con ella, estuvo desaparecida. Terminó muerta, drogada, como ella quería, porque el sueño del drogadicto es ese. No querés vivir. Cuando éramos adolescentes no había nada, para mí era normal que me maltrataran. No había movimiento, como se hace ahora, que se habla de la trata”.
Sobre la ruta a Santa Cruz
Soledad
“Yo me escape a los 19 años haciendo dedo a Comodoro. Después de la muerte de mi amiga tenía miedo. Estuve en situación de calle por una semana, hasta que se me acercó una chica que me observaba en la terminal y me ofreció ayuda. Me estaba fichando. Me compró un pancho, fuimos a fumar marihuana a la costa y me propuso un lugar donde esconderme. Me dio buena droga. La escuché hablar por teléfono con alguien a quien le dijo que ‘tenía una chica’. Salimos para Río Gallegos y ahí me llevaron a un prostíbulo. Me obligaban. Era horrible, sentía miedo. Me daban para tomar y fumar, así me generaban una deuda. Me pidieron que le escribiera a mi mamá para que no me buscara y decían que me iban a hacer un DNI nuevo para que la policía no me encuentre. Me tenía que escapar de ahí. En un descuido, estaba la puerta abierta, agarre mi bolso y salí. Estaba todo oscuro. Parecía un parque industrial. Haciendo dedo, un camionero me llevó hasta Puerto San Julián. Allí pagué el pasaje a Comodoro con sexo y llegué a Trelew de nuevo a dedo. Estuve meses desaparecida”.
¿Qué es la trata?
La definición consensuada a nivel mundial es la que brinda el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Conforme este instrumento Internacional, la trata de personas es “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajo o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.
El texto completo del Protocolo se encuentra disponible aquí.
En la Argentina la definición que se ha adoptado en el año 2008, mediante la Ley Nº 26.364, refleja la misma que la de Naciones Unidas, con la adición de otra modalidad de explotación, que es la extracción ilegal de tejidos humanos. Sin embargo, esta no es la primera legislación en la materia en nuestro país. En el año 1913 se sancionó una ley tendiente a proteger a las víctimas de trata sexual, penalizando a sus responsables y colocando a la Argentina en la vanguardia legislativa de la época. La Ley 9143, una iniciativa del legislador socialista Alfredo Palacios.
PERFIL DE LA VÍCTIMA
Sexo
Según la investigación llevada adelante en 2016 por el Inecip y la Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas (UFASE), la problemática de la trata con fines de explotación sexual en la Argentina afecta principal y casi exclusivamente a las mujeres, 98% de las víctimas. Los datos muestran la relación del delito con el sentido que la sexualidad femenina adquiere en las relaciones sociales y, en particular, en la relaciones entre los géneros. Las instancias de dominación y control sobre la sexualidad femenina se expresan en la posibilidad de acceso de los hombres a los cuerpos de mujeres y niñas en el “mercado” y la industria del sexo.
Edad
Sobre este aspecto, los datos obtenidos por el informe permiten hacer una primera distinción, entre víctimas mayores y menores de 18 años, aunque no arrojan datos significativos en relación a los rangos etarios implicados en cada caso. En el relevamiento de causas se identifica un 27% de víctimas menores y un 72% de víctimas mayores, lo que indicaría que existe una predominancia de estas últimas como afectadas por la problemática.
Nacionalidad
Del análisis realizado sobre las causas, existe una leve preeminencia de víctimas argentinas (51%) en relación a las víctimas extranjeras, aunque se observa un porcentaje realmente significativo de mujeres paraguayas (36%). En menor medida aparecen otras nacionalidades: dominicanas, colombianas y brasileras.
En octubre de 2016 se rescataron veinte mujeres víctimas de trata en la provincia de Santa Cruz, en localidades limítrofes con Chubut. Durante la segunda semana del mismo mes, la Brigada de la Policía Federal de Comodoro Rivadavia, con la colaboración de delegaciones policiales chubutenses y santacruceñas, realizaron operativos y allanamientos en los locales nocturnos “Spartacus”, “Expreso” y “Caribbean”, y en domicilios de las localidades de Pico Truncado y Caleta Olivia.
Mediante estos procedimientos se logró la detención de nueve personas −seis hombres y tres mujeres− que integraban parte de la red de trata. También se secuestraron cocaína, armas, municiones y dinero en efectivo, tanto en pesos argentinos como en dólares y moneda paraguaya. Las mujeres rescatadas, entre 20 y 35 años, fueron resguardadas y asistidas por distintos organismos, además de ser restituidas a sus lugares de origen, teniendo en cuenta que varias migraron mediante engaños desde República Dominicana, Paraguay y el norte del país.
Rutas
El análisis realizado permite observar la predominancia de la ruta Paraguay‐Argentina, donde nuestro territorio es, en principio, destino de las víctimas paraguayas. Por otro lado, se evidencia la ruta noreste‐centro del país, donde la provincia de Buenos Aires aparece como punto de explotación y lugar de confluencia de víctimas de distintas provincias.
“Primer Amor”
Soledad tenía 22 años cuando la internaron en el Centro de rehabilitación REMAR en Rosario.
“Llegué al centro y me internaron, con abstinencia. Después me sacaron la medicación y me pusieron a hacer chupetines de chocolate. Cuando volví, después de un año, llegué a mi casa como una persona sin futuro. No tenía nada. Me acuerdo de que me vinieron pensamientos malos para conseguir dinero, de la otra vida, pero también tuve el pensamiento bueno. Invertí cincuenta pesos, hice chupetines de chocolate y me fui a la feria de la calle Canal. Enojada, porque no había otra. Tenía que pasar calor, frío, encapuchada, vendiendo a cincuenta centavos los chupetines. Los niños fueron mis primeros clientes”.
Soledad tiene 32 años y es feliz con su emprendimiento. Su espacio está lleno de cajas. Más de veinte de diferentes tamaños y colores se apilan sobre la mesa, algunas envueltas en papel de celofán transparente, otras para terminar. Cajas con bombones de chocolate prolijamente ordenados, cubiertos de crema de menta y de frutilla. Cajas forradas con telas floreadas y lisas. Cajas con brillo, con terminaciones perfectas, con puntillas, apliques de lentejuelas, rosas rococó y cinta bebé. Cajas hechas con manos cuidadosas, en forma de corazón, de violín, de escudo de equipo de fútbol, de guitarra, de guante de boxeador… cajas con bombones “Primer Amor”.
Para ella nada fue fácil. Logró superar todos los obstáculos gracias a la contención y a su voluntad. Regresó hace ocho años al mismo barrio donde muchos chicos son víctimas de la droga.
Si bien su vida cambió, hay delitos que en su barrio aún suceden. “Dios me puso a prueba. La peor lucha para mí. Soy antidroga y al lado de mi casa tengo uno que vende. La vida no me puede poner más a prueba. Estoy rodeada por transas”.
Bibliografía:
http://www.mseg.gba.gov.ar/Trata/Todo4deAbril.pdf
www.chubut.gov.ar/portal/wp-organismos/chubutportal/…/2787
http://www.elpatagonico.com/trata-personas-a1866
http://www.diariojornada.com.ar/noticias/tag/trata-de-personas/
Entrevista en profundidad con Soledad García, realizada en su casa en el Barrio Planta de Gas de Trelew el día 29 de octubre de 2016.